Almorzo en el boliche griego. Pidio un tremendo gyro, que degusto como si hubiera sido servido por el mismo Ganimindes (la hija de la griega que cocina no es muy agraciada y el Pajaro sospecha que Helena no era para tanto).
Y de postre, galletitas de almendra con azucar impalpable (mucha azucar impalpable). Cuando dio el primer mordiscon quedo como Tony Montana, Scarface en su mejor momento, luego de hundirse en polvosas sustancias.
Y se fue hasta Beacon, al Dia:Beacon, el museo de arte moderno de la zona. Muy lindo el lugar, ya que el museo ocupa el edificio recuperado de la vieja fabrica de Pepsico, a la vera del rio, y con unos espacios mas que interesantes para la exhibicion de artefactos postmodernos.
Hasta las puertas llego la camara fotografica, ya que hay que preservar la identidad de las obras. Como bien decia nuestro amigo, el lugar es fabuloso por los espacios abiertos, los grandes ventanales que dejan entrar el sol, las inmensas paredes en las que cuelgan series de Warhol, Sol LeWit, y otros, las instalaciones (algunas interesantes, otras insoportables), y un maginifico sotano oscurisimo y medio tenebroso que se presta a determinadas manifestaciones del arte contemporaneo relacionadas con la opresion, el ruido, la osuridad, como las instalaciones luminosas de Bruce Neuman, de quien el Pajaro obtuvo una "obra" (como dice W. Benjamin, la obra de arte en la epoca de la reproduccion tecnica)
Ya en el cafe pudo sacarse alguna foto. Aca lo vemos tomando un delicioso expresso illy, como corresponde (hay cosas a las que el Pajaro no se resiste, y entre ellas, un buen cafe)
Posando delante de los murales que ilustran el barcito, murales de Lawrence Weiner, de quien vio una retrospectiva hace un par de temporadas en el "New Museum of Modern Art" del Soho.
Y esta es la ultima, porque tambien estaba prohibida la fotografia en el bar, asi que volvio a cuarteles de invierno.
Y hablando de invierno, foto de una de las primeras nevadas en la zona, al ocaso, con el sol cayendo entre los alamos. Y asi termino, por fin, una tarde culta para nuestro amigo, cansado de tanta banalidad y deseoso de volver a las andadas.
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