lunes, 22 de junio de 2009

Qozqo, Peru, revisitado.

El Pajaro, no contento con los 18000 kilómetros recorridos en el viaje a Argentina, se subió de nuevo a un avión, esta vez, en un viaje de 6500 kilómetros, rumbo a Qozqo, Perú. Y esta vez está dispuesto a desmentir eso de que las segundas partes nunca son buenas. Llegó sin contratiempos ni inconvenientes, y cuando bajó del avión… el soroche! Dolor de cabeza mortífero, solo se recupera con coca, y en Perú, la coca no es una droga. Como está recién llegado, todavía no pudo comprar coca para mascar, así que se contenta con el tradicional mate de coca, recepción obligada para todos los turistas. El cielo de Cuzco es alucinante. Hay una luz… pocas veces nuestro plumífero amigo fue fotografiado con semejante iluminación, quizás a excepción del caribe. Le encanta la ciudad, hay de todo para ver y encontrar en cada vuelta de esquina, sobre todo por estos días, que es mes de Corpus Christi, coincidente con el Inti Raymi, de lo que hablará en otra ocasión. Aquí lo vemos posando en la calle Tullumayu, donde está ubicado en Centro Bartolomé de Las Casas (obvio, algo colonial) donde desarrollará alguna actividad académica.
Aquí esta el la puerta del CBC, que tiene una maravillosa panadería, una casa de artesanías donde para cuando estén publicadas estas líneas habrá comprado algo, la Inkakunak Ruwayini, una organización de mujeres que fabrican piezas en telar, y una librería bastante seria, “La Familia” (nota al pie, casi todos los integrantes del CBC son de derecha, cosa que al Pajaro le preocupa muchísimo), donde seguramente también habrá comprado algún libro.
El CBC fue fundado en los años ‘70s con una misión pacificadora, pero un poco contradictoria a causa de las inclinaciones políticas de su personal.
El Pajaro firme en su prédica acerca del uso de la hoja de coca, no como estimulante (bueno, un poquito), sino como modo de vivir y transitar por Cuzco. Un buen coqueo y está listo para todo!
Con un puma, animal emblemático de la cultura andina, al igual que el halcón, o huaman. Eso si, verán que el puma es “tamaño pájaro”.

En la Plaza de Armas, la antigua Huaycapata de los incas, transformada en el centro del centro, ya que Cuzco significa “ombligo del mundo”. Al fondo, la Catedral, construida originalmente sobre un templo incaico. Su construcción duró unos 100 años, rivalizando todo el tiempo con la iglesia de la Compañía de Jesus, los jesuitas, que está al lado. La catedral alberga obras de arte incalculables, mucha pintura cuzqueña, el maravilloso altar de plata maciza traída de Potosí, el centro platero del imperio español, el Señor de los Temblores, la Virgen del descenso, las cenizas del Inca Garcilaso, hijo dilecto de Cuzco, entre otras cosas. Tanto caminar en la altura le dio hambre a nuestro alado amigo, así que se fue a almorzar a un bar con balcón sobre la Plaza de Armas.

Y esta es la iglesia de la Compañía. Los jesuitas tenían mucho poder y por eso podían rivalizar con la Iglesia como institución. Todo eso antes de 1776, cuando fueron expulsados de América por Carlos III. De todos modos, hicieron cosas maravillosas, entre ellas, el altar dorado a la hoja de la iglesia.
Aquí lo vemos medio desdibujado, como quedó luego de la mascada y de la procesión que presenció. Está en la iglesia de San Francisco, cuyo santo patrono salió en persona (en serio, sacaron la estatua) a la explanada de la iglesia a recibir a sus visitantes: Santiago Mataindios, San Pedro, y la Mamacha de Belén, llevadas en andas por sus orgullosos y sufridos porteadores, ya que todas estas estatuas, de tamaño natural, estaban emplazadas en sendos pedestales de plata. Fue extraordinario, muy emotivo, ya que al Pajaro le conmueve mucho el espectáculo de la fe ajena (sobre todo porque no cree en nada) y la verdad es que le gustó mucho.
Santiago Mataindios, patrono de las milicias hispanas y originalmente denominado Matamoros pero “aggiornado” por los españoles cuando comenzaron la conquista del Nuevo Mundo, apareció por primera vez a los soldados de Cortés durante la toma de Tenochtitlán, insuflando el espíritu guerrero en los españoles y de ese modo se apropiaron del imperio azteca. En Cuzco apareció, al igual que María, durante la batalla final de Sacsayhuaman. Un santo complicado.
María de Belén es la virgen patrona de Cuzco. El Pájaro la vio pasar en su tremendo pedestal de plata, pesadísimo, escoltada por sus ángeles, y llevada en andas por sus porteadores. La gente cantaba, el cura franciscano de la iglesia dio una pequeña homilía en la escalera, y luego todo se dispersó, pero nuestro amigo quedó un poco impresionado.En otro bar, esta vez tomando capuchino, con vista a la Plaza de Armas. Encantado con Cuzco, está dispuesto a disfrutarlo todo, en especial, por estar en estos días de Corpus Christi e Inti Raymi.

1 comentario:

Marcial dijo...

Pajaro emocionado, exitado, asombrado, si sigue con la coca, quedara como el cielo de Cuzco, alucinado.